Ante la libre posibilidad de demostrar al mundo lo que el alma siente y
quiere expresar, exponemos a través de este
espacio una disyuntiva, o quizás una relación entre ambos. Más que eso, es
constructor de reflexiones acerca del trayecto que nos vamos trazando cada uno
de nosotros; la vida. Y eso, si tratamos de hallarle sentido. Hablamos del
dilema corneliano que afirma que “las relaciones entre racionalidad y emociones
aparecen claramente al tomar ciertas decisiones”.
Tomamos éste ejemplo con respecto a lo último; imagine que se encuentre
el costado de una vía de tren. Ve llegar un tren a toda velocidad y percibe
también, más adelante en la vía, a cinco personas que no ven el tren y serán
aplastadas sin su intervención. Usted se encuentra al lado de un comando de
cambio de agujas y puede hacer que el tren se desvíe hacia otra vía. Por
desgracia, un hombre se encuentra en esta última y él tampoco ve llegar el
tren. Usted se encuentra entonces ante el siguiente dilema: o no hace nada y
cinco personas serán aplastadas o usted desvía el tren y salvará a cinco
personas, pero provocará la muerte de otra persona.
La mayoría de la gente considera que es admisible enviar el tren sobre
una vía que solo matará a una persona en lugar de a cinco. Ahora, he aquí otra
historia. Usted está sobre un puente por encima de las vías del tren. El tren
viene y va aplastar a cinco personas si usted no hace nada. No hay aguja, pero
usted puede intervenir a pesar de ello. Hay un hombre sobre el puente al lado
suyo y usted puede empujarlo sobre las vías, si usted lo hace el tren va a
aplastarlo, va a detenerse, y se salvarán las cinco personas. Contrariamente al
ejemplo precedente, la mayor parte de la gente juzga ese gesto horrible y reprochable.
Es así que dando giro a todo ello podemos analizar hasta qué punto somos
capaces de dar por el otro, por reflejar nuestro afecto incondicional ¿Nos
arriesgaríamos a sacrificar en parte o complemente nuestra vida por el otro? Si
existen cuestiones morales gobernadas por la razón… hasta dónde me permite
actuar?
A partir de ello es que “Razón y Corazón” expone temas que nos hacen
meditar en estas cuestiones. Temas en el que pueden expresarse los sentimientos
por medio de las poesías, versos, opiniones, historias, canciones, vídeos, etc.
Cómo también textos que nos ayuden a comprender cuáles son los parámetros que
el juicio impone a lo que sentimos.
La intensión no es darle un carácter religioso a la iniciativa hoy
emprendida. A pesar de que implícitamente manifieste ese aspecto. Y no niego
que el blog se origina por cierta inspiración a ello. Creo y practico la fe que
profeso, la de la Iglesia Católica. Pero también tengo una particular forma de
observar la vida dentro del contexto en el que vivimos. Existen tantos valores
que rescatar. Y lo digo sin ser conservadora, sino que partidaria de la
verdadera forma de poder vivir para alcanzar el mundo armonioso, pacífico,
libre y equitativo por el que muchos o algunos de nosotros soñamos.
Somos seres humanos con la capacidad de poder razonar, sentir y actuar
en base a ello. Con fracasos y logros, tristezas y alegrías, dichas e
infortunios. Lo importante es saber vivir, tal vez cada uno a su modo. Lo
respeto. Pero hay detalles que no podemos dejar pasar por alto. He aquí una
simple concepción de nuestra existencia.